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VIDA INTERIOR

Despojarse de uno mismo para percibir y comprender la trama sonora de la vida, la musicalidad que hay en el mundo, la sinfonía del devenir universal.

 

Para Rûmî, el tránsito espiritual hacia el despertar arranca en la escucha, pero desemboca siempre en la visión

 la escucha no constituye una finalidad en sí misma, sino que se trata de un medio para alcanzar lo que realmente cuenta: ver, que no es sino conocer. Lo que importa es ver, puesto que “quien ve”, afirma Rûmî sin embudos, “se salva”, no precisando ya de nada más.

El oído atento y despierto, que en Rûmî es siempre simbólicamente el oído del corazón  Rumi  comprende que el ser humano es una suerte de instrumento musical que precisa ser afinado correctamente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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